lunes, 2 de febrero de 2009

SWEEZY, CAPÍTULO 3: EL PROBLEMA DEL VALOR CUANTITATIVO

1. El primer paso.
En toda sociedad el trabajo se aplica a la producción y los productos se distribuyen entre la población; lo que cambia a lo largo de la historia es el modo de gestionar dichas acciones. En la sociedad productora de mercancías es el valor del cambio el que rige la asignación de la actividad productiva.
Marx supone la existencia de una correspondencia exacta entre las proporciones de cambio y las de tiempo de trabajo, aclarando:
a) Que esta asignación de valor debe basarse en el tiempo “socialmente necesario”, esto es, en condiciones normales.
b) Que el trabajo más calificado, sea por habilidad natural o por entrenamiento, que el trabajo medio debe tener la capacidad de aumentar proporcionalmente el valor del producto. Sin embargo, dado que desde el punto de partida del análisis marxista las diferencias entre trabajo calificado y no calificado no eran esenciales, ignorarlas era una “abstracción pertinente”.

2. El papel de la competencia.
A través de la clásica metáfora del ciervo y el castor, Sweezy explica cómo en una sociedad de producción simple de mercancías, la oferta y la demanda estarán equilibradas sólo cuando el precio de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla. En palabras de Marx “en el momento en que la oferta y la demanda se equilibran mutuamente y, por lo mismo, cesan de actuar, el precio de mercado de una mercancía coincide con su valor real”.

3. El papel de la demanda.
En términos de equilibrio económico, es necesario destacar el papel que juega la demanda social de un bien. Por tanto, para determinar este equilibrio es necesario no sólo necesario conocer información sobre costo relativo en trabajo sino también información sobre la intensidad relativa de la demanda.
Sin embargo, el desdén de Marx por los problemas derivados por la opción de los consumidores ha sido objeto de muchas críticas posteriores. Aun con esto, esta visión marxista ha encontrado un amplio apoyo en tendencias recientes del pensamiento económico como la de Schumpeter y los keynesianos.

4. “Ley del valor” vs. “Principio de planeación”.
La ley del valor resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías en la que sus productores privados satisfacen sus necesidades por el cambio entre ellos. Estas fuerzas son, por un lado, “la productividad del trabajo en las diferentes ramas de la producción y la norma de las necesidades sociales modificada por la distribución del ingreso” y, por otro, la oferta y la demanda como fuerzas equilibradoras del mercado. Por ello, la ley del mercado aclara que, aunque las decisiones económicas no se tomen de modo centralizado, existe el orden más allá del caos aparente.
Mientras que esta ley no sirve para entender un entramado económico como el capitalismo, pierde todo su valor si se habla de un sistema económico como el socialista, cuya actividad productiva es sometida a un control consciente. Es en ese caso en el que el principio de planeación sustituye a la ley del valor.

5. El valor y el precio de producción.
El precio, según Marx, no sería otra cosa que la expresión monetaria del valor, mientras que los precios de producción serían modificaciones de los valores. Dado que los precios de producción se derivan de los valores de acuerdo con ciertas reglas generales, la teoría del precio de la producción se basaría en la teoría del valor hasta el punto de que no tendría sentido fuera de ella.

6. Precio de monopolio.
En situación de monopolio, la ley del valor como reguladora de las relaciones cuantitativas de producción y de cambio pierde su eficacia casi por completo; al contrario que la relación precio de producción-valor, las discrepancias entre el precio de monopolio y el valor no están sometidas a ninguna regla general.

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